Historia de una crisis anunciada

Hoy escuchaba una conversación en mi puesto de trabajo. Comentaban que en este país siempre planean rumores que vaticinan una crisis económica y concluían que si se prestase oídos a estos rumores nunca llegaría el momento adecuado para arriesgarse, innovar o invertir.

Lo cierto es que de un tiempo a esta parte, los macroindicadores se inclinan también por el pesimismo. Leemos que la economía se enfría, que el paro aumenta, que las tasas de morosidad se elevan, que el IPC está muy por encima de lo deseable, guardamos luto en nombre de la crisis de confianza financiera europea, de la crisis inmobiliaria, de la subprime que asola EEUU y hasta nos asustamos recordando la generación perdida de japón...

La pregunta es obvia: hasta que punto estamos inmersos en una crisis? La respuesta imposible de dar sin titubear...

No me parece descabellado pensar que hay cientos de pequeñas microcrisis de mayor o menor gravedad en este país. Los sueldos no cunden como antes, no han crecido tanto como la cesta de la compra. Esta sensación de pérdida de poder adquisitivo que cualquier economía doméstica lleva notando bastante tiempo se ha visto multiplicada en los últimos tiempos...Respecto a las causas no sabemos si es que China demanda demasiado cereal, si el biocombustible fomenta la escasez o si alguien quiere hacerse rico a base de agujerear nuestros bolsillos.

Otra pieza angular en este asunto es la falta de consenso. Por un lado hay organismos (OCDE, BCE, FMI ) echándose las manos a la cabeza , por otro hay gobiernos haciendo llamamientos a la calma y si hablamos de especialistas económicos y analistas financieros puedes encontrar partidarios de las dos corrientes.

El caso es que ante la duda, la prudencia marca la tendencia de las familias y de las empresas. Nos volvemos más conservadores y vigilamos el consumo. Lo irónico es que, en caso de que no exista una crisis real, el simple miedo a esa posibilidad puede provocarla sin problemas...

Parece innegable una cierta desaceleración en el crecimiento a partir de aquí y gracias a la riqueza del lenguaje, podemos hablar de frenazo, parón, descenso del crecimiento o enfriamiento de la economía...la realidad que expresan es la misma pero la apuesta de futuro es completamente diferente!