La importancia de las formas

En un diálogo el contenido es lo importante. En cualquier charla, el emisor del mensaje aspira a ser escuchado y es por esto mismo (aunque pueda parecer paradójico) que es tan importante la forma en que se emite este mensaje...
El Viernes pasado asistí a una disputa en un autobús. Como dato, os diré que la línea es de las que tiene menor frecuencia de paso y de las que más retrasos acumula...
En la parada en que yo accedí al autobús subieron también una Señorita y un Caballero de unos 16 o 17 años con la misión imposible de realizar una encuesta patrocinada por TMB (responsables del transporte en la ciudad de Barcelona). Pues bien, faltó tiempo para que unos Señores y Señoras de entre 40 y 50 años empezaran a increpar a estos chicos...
Cualquier observador concluiría que estos señores tenían razón en su mensaje, efectivamente el autobus sufre retrasos constantemente y efectivamente la frecuencia de paso es penosa...ahora bien, en el momento en que dirigen las críticas con muy malas formas, a unas presas fáciles que no tienen ningún poder de decisión en ninguna de estas problemáticas, la razón se les escapa de las manos.
Ante la posibilidad de que acabaran quemando a aquellos pobres chicos en la hoguera, puesto que la masa del autobús se iba envalentonando, no pude menos que intervenir...
Así, sin levantar la voz lancé una reflexión al aire: "Es evidente que estos señores no tienen ningún poder en la frecuencia de paso de la línea, y dado que sus quejas son lícitas, para que fueran útiles, quizás deberían hacerlas llegar a un responsable de TMB o del Ayuntamiento. De esta forma dejarían de crear una situación incómoda a estos trabajadores que fruto de los salarios que gastan las empresas de telemarketing y de encuestas muy probablemente se van a pasar el día de pié en un autobus para cobrar una miseria al ponerse el sol, más que nada, porque no tiene mucho sentido amargarnos la existencia de trabajador a trabajador" mi mensaje había sido entregado y dado que no había insultado a nadie y modestia aparte, mi parte de razón no me faltaba, los que hasta entonces habían contemplado en silencio me dieron la razón y el grupo de hostigadores de jovenzuelos se dió por vencido...

La experiencia me han enseñado que, salvo escasas excepciones, la buena educación siempre tiene su recompensa. La gente te responde bien si te tomas un segundo de tu tiempo en decir buenos días y sonreir, consigues que esa persona se sienta bien haciendo su trabajo y se relaje la comunicación será más fluida, por otro lado también mejora tu estado de humor, te sientes bien...

Cuando te dirijes en un tono despectivo o demasiado alto a alguien lo único que esa persona alcanza a comprender es el ataque que supone tu comunicación gestual. Muchas veces, sin llegar a procesar el contenido de tu mensaje esa persona ya está a la defensiva...así la disputa está servida y ninguno de los dos individuos podrá expresarse adecuadamente ni escuchar las opiniones del otro como debería...

A veces me siento como una octogenaria haciendo estas reflexiones, tengo 30 años que no son ni muchos ni pocos pero si los suficientes como para que mi experiencia avale mi teoría...hecho comprobado!